El Negro:
Siempre me llamo la atención cercana a la caballeriza del Grupo el
Tromen una piedra clavada en la tierra con un espacio que los
suboficiales mantenían siempre limpio, en la piedra se notaba grabado
toscamente ¡Gracias Negro! una frase que nada dice...
Un día en esas noches de invierno junto a la vieja cocina les
pregunté que significada y comparto con ustedes la historia que me fue
contada.
El Negro llego al Tromen apenas destetado, un cachorro mezcla de
labrador negro con vaya a saber que perro callejero, se crió en la
caballeriza y ya de cachorro aprendió a ser el perro de las patrullas,
no bien salían a p?e o a caballo el Negro aparecía junto a ellos
corriendo delante o siguiéndolos, ya más grande se volvió invalorable
en la cordillera, si el Negro encaraba un manchón de nieve se podía
pasar sin problemas, si el Negro se plantaba, seguro era nieve floja y
se desprendería.
Cada salida a la cumbre del Lanin lo tenia de protagonista, difícil
fotos de una comisión haciendo cumbre sin que en ella no se encuentre el
Negro, mas mentado aun cuando más de una vez se "Cerraba" el volcán, o
sea se cubría de niebla o viento blanco, para volver y no perderse en
los despeñaderos, solo había que seguir al Negro que volvía siempre por
el mejor y más seguro de los caminos.
Llego así con los años a perro grande ya viejo, con algunas cicatrices
incluso, un jabalí que se cruzo por la picada, una rama de Quila que lo
rayo en una caída, etc, ya poco lo dejaban salir y en algunas patrullas
lo traían en la grupa del caballo ya que se tiraba al suelo por faltarle
fuerzas, vivía un casi justo retiro, junto a la vieja cocina sobre una
manta.
Un día paso lo impensable, salió una comisión al Lanin en un día
esplendido, debían hacer cumbre, controlar el hito del límite y bajar,
cosa fácil, antes de salir ataron al Negro para que no los siga ya que
como comente estaba muy viejo; la patrulla estaba en la cumbre cuando el
tiempo cambio de golpe viento puelche (Del Sur) y nevizca, que se
transformo en viento blanco, en esas condiciones no se ve ni un metro,
solo queda sentarse y tratar de abrigarse, rogando que pase y no
terminar ni despeñados ni congelados.
En el Tromen se dieron cuenta de inmediato lo que pasaba, no había forma
de ayudar a los cinco camaradas que estaban en la cumbre, y el viento
no paraba, entonces a uno se le ocurrió la idea ¡El Negro, el podía
bajarlos, fueron a la caballeriza y lo soltaron, dicen que como en sus
mejores épocas solo olió la huella una vez y se perdió a la carrera
entre el viento y la nieve.
El temporal duro dos días, pero luego de soltar al Negro ocho horas
después los cinco perdidos volvieron, el Negro los encontró en la cumbre
y los guió en forma segura casi hasta abajo, faltando poco ya se echo y
allí murió seguro su corazón no aguanto el esfuerzo, la patrulla venia
destrozada pero en una manta envuelta venia su única baja el Negro, no
se deja a los camaradas caídos.
Allí supe que hacia esa piedra junto a la caballeriza, allí descansaba
el Negro caído como corresponde en cumplimiento de su misión.
Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...
Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...
Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...
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