Casi tenemos monolito y placa...

El saludo virtual de un camarada a quien hacía años perdí la pista me lleva a recordar cierta expedición ocurrida si mal no recuerdo allá por 1979, si en algo mi memoria falla seguro el me corregirá.

Siempre para más sacrificados los reconocimientos de Hitos son en invierno con unos metros de nieve y a Hitos que cuando uno llega se pone a mirar y piensa que lo pusieron con un helicóptero por lo menos para fastidiar a los que pisando el suelo deben llegar hasta ellos.


En este caso todo estaba bien estábamos casi en verano, el Hito estaba en un abra, uno no podía creer tanta dicha, lógico algún detalle existía, se trataba de Anihiuaraqui II, que queda del grupo Anihuaraqui de Alumine a unos pocos Km sobre un sendero que va a Chile, pero el Hito dependía por jurisdicción justo del límite de San Martin de los Andes. (Existe Anihuaraqui I y II, en esa época el I descansaba bajo un tremendo árbol que al caer lo aplasto).

La cosa parecía simple, salir de Junín hasta Quillen, de allí el Hito quedaba a unos 30 km, en una suave pendiente ascendente por sendas que bordeaban el lago, con la ventaja que el vehículo podía adelantarse por donde la senda era más ancha dejarnos a unos 20 km.

La idea una patrulla ligera de equipo para salir muy temprano desde donde nos dejaba el vehículo y hacer los 20 de ida y los 20 de vuelta en el día, los integrantes el suscripto, el Sarg Zotelo, el Sarg Cano, el Cabo recién llegado Quinodoz y el Gend Núñez.

Así las cosas salimos un día antes de Junín, pasamos por la Sec Quillen que estaban remodelando e hicimos campamento junto al vehículo en el lugar hasta donde con él se podía llegar, por la noche notamos que el viento había cambiado y soplaba desde la cordillera, así que al levantarnos nos encontramos con un cielo algo encapotado y con la temperatura más baja que lo normal, de todas formas tomamos las mochilas con muy pocas cosas, las caramañolas, el armamento y comenzamos la marcha.

Por el camino se vadeaban dos o tres arroyuelos de agua muy fría, por experiencia prefería hacerlo calzado y dejar que el agua se seque caminando, de esa forma no se enfriaban los pies de golpe ya calientes por la caminata.

Faltando unos 3 km para el hito uno de los integrantes de la patrulla comenzó a renguear cada vez en forma más pronunciada, así que hicimos un alto, se quitó el calzado y hasta a mí me dolió lo que veíamos, las dos plantas de los pies eran dos ampollas completas una incluso reventada y sangrante, como había podido aguantar tanto, solo podía explicarse por amor propio de no querer ser menos que el resto.

Las causas fáciles, un borceguí nuevo, de no buena calidad, medias mal ajustadas (Yo por experiencia usaba dos una de algodón y sobre ella una de nailon que ajustaba la de algodón no dejándola aflojarse) el enfriarse de golpe el pie caliente al vadear los arroyos descalzándose para cuidar el calzado, en fin, ya el problema estaba y por más que los Sargentos protestaron el único responsable era yo que tendría que haber previsto que con poca experiencia y mal calzado podía ocurrir algo así.

Lo ayudamos a calzarse como pudimos y apoyándolo resolvimos continuar los tres km faltantes a una marcha mucho más lenta que igual seguramente en cada paso eran una tortura constante.

Ya llegados al Hito con una llovizna suave y fría para complicar la cosa; no podíamos pensar en volver así, debíamos tratar de hacer noche en algún lugar, sin equipo adecuado lo más cercano era el Grupo Anihuaraqui que sabíamos estaba inactivado en esa fecha eso sumaba unos 4 km más pero al menos en pendiente descendente.

Llegamos al Grupo y luego de ver como entrabamos conseguimos abrir la puerta del altillo y por allí la del frente, nos instalamos frente a la estufa de la oficina que en todos los Grupos de cordillera es igual, armamos un buen fuego para secarnos y comenzó el recuento de que teníamos.

Para comer habían dos latas de Corned Beff, dos cebollas, creo algún picadillo y dos o tres galletas, no sobraba pero algo era, para abrigarnos estábamos peor una manta poncho y una manta vieja que encontramos en el altillo seguramente desechada por lo rota.

Cenamos, distribuimos los turnos de guardia y comenzó el tema de cómo dormir, no había otra, la manta rota al piso y con la manta poncho taparse los cuatro que dormían, o sea espalda con espalda, pero con el problema que los de las puntas tiraban la manta y los del medio quedaban con la manta a unos cm del cuerpo, igual con ayuda de la estufa y el cansancio dormimos bastante bien.

Al otro día los problemas seguían, lógico las ampollas y lastimaduras se habían enfriado o sea dolían más, así que debíamos ver como hacíamos para llevar aunque sea cargando al Cabo los 20 km de regreso, más complicado el no aceptaba que lo carguen y quería caminar lo que sabíamos era imposible nadie podía aguantar hacer unos metros con los pies en ese estado, pero los gendarmes suelen ser duros y no había forma de convencerlo.

Al rato volvió el Gend Núñez que había estado recorriendo la costa informando que había tiradas tres canoas viejas y medio rotas pero que una de ellas le parecía podía navegar, fuimos a ver y si una estaba más o menos según parecía en condiciones pese a notarse que tenía años, el Sarg Cano con trozos de la manta rota le realizo algunos calafateos y luego de probarla resolvimos que trataríamos de navegar, improvisamos dos remos y un timón y partimos.

Hicimos un poco de costa para adaptarnos y probar la canoa, con uno remando por turno, tres desaguando y uno al timón cruzamos el lago en un tramo de unos 600 mts de ancho, el lago estaba planchado, y solo cuando pasábamos las pequeñas salientes de piedra que entraban a él se ponía picado.

Faltando unos pocos km para llegar al vehículo le tocaba remar al cabo, yo me encontraba en el timón, note que el cabo remaba pero la canoa se movía raro y parecía no avanzar, así que un poco molesto recuerdo que le pregunte si tenía algún problema con los remos, este me miro asombrado y contesto que no, volví a mirar y allí me di cuenta que la canoa estaba desarmándose, los costados estaban desclavándose entre ellos y el piso oscilaba en cada golpe de remo y los tres desagotando no obtenían mucho resultado.

Aun estábamos a unos 20 mts de la costa y mirando hacia abajo solo se veía un azul profundo, sabido es que de hundirnos nadar en esas aguas es imposible, el frio provoca en minutos la muerte por infarto, así que creo que de alguna forma hicimos los 20 mts a una velocidad sorprendente, hasta me parece que soplábamos para darle más velocidad, llegamos con lo justo, al atracar el piso se desprendió. Lógico nos dimos cuenta que los clavos en vez de ser de bronce eran de hierro, así que estaban todos oxidados y con el peso y el movimiento se fueron cortando.

Si nos hundíamos a unos metros de la costa seguro solo seriamos un monolito con una placa recordatoria más como muchos hay en las fronteras, pero la suerte jugo de nuestro lado.

Estábamos a unos tres Km del vehículo, cargamos las mochilas y comenzamos a caminar, al cabo no hubo forma de convencerlo que podía apoyarse en alguno, o podíamos tratar de cargarlo, cada paso creo que se le caían las lágrimas pero con una cara que no decía el dolor que sufría cargo su mochila y camino.

Duro y orgulloso el hombre como buen Gendarme.

P/D: Hito es un mojon que marca lugares de la frontera