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Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...

Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...

martes, 13 de febrero de 2018

El Ahijado

Allá en la época en que en mi pueblo los intendentes eran honestos, existía una figura bastante común la del ahijado.

Que implica en castellano puro su significado “Persona que ha sido apadrinada o amadrinada por alguien.”

Digamos que por esas épocas el significado estaba cerca pero no era el mismo. La figura del ahijado se daba principalmente en el campo, donde el peón o poblador de campo que tenía varios hijos (no existía TV) cuando estos cumplían determinada edad al no poder mandarlos a estudiar por ser muy pobres o por no existir escuelas cercanas, entregaba su hijo/hija al patrón u otra persona con medios para que lo lleve a vivir con la familia y a cambio de algunas tareas, mandados, limpieza, etc sea criado y enviado a estudiar al menos hasta terminar la primaria.

Un compromiso de partes si lo llamamos de otra forma, esto hacia que el hijo del peón se criaba en la casa de su patrón, que jugaba con los hijos del mismo, que concurría a la misma escuela, que normalmente tenía su cama, guardapolvo y ropa decente, que si se enfermaba tenía un médico, etc, cosas que en el campo en una familia pobre y numerosa difícilmente tendría.

En el pueblo a veces se perdía su apellido, pasaba a ser Juan, Pedro, etc el ahijado de Don fulano, y según la categoría del “Don fulano” el ahijado tenía la suya.

Que existieron abusos si seguro, que no lo mandaban a estudiar, que lo tenían de sirviente, etc. Pero también y en la mayoría de los casos el tema fue diferente, así cuando el hijo del patrón fue a la Facultad más de una vez con él estaba el ahijado (el hijo del peón de campo) también estudiando y recibiéndose de profesional, conocí muchos médicos, abogado, maestros, etc que fueron ahijados, y muchos hijos propios que volvieron sin un título.

También conocí matrimonios sin hijos, que terminaban dándole al ahijado su propio apellido en forma legal o sea que pasaba a ser hijo, para de esa forma permitir que sea su heredero, recuerdo muy notable el del ´propietario de miles de hectáreas, que cuando falleció su ahijado quedo con todos los campos, y con qué amor trataba a su madre “postiza” que dio el nombre de su padrino a su primer hijo. Solo se notaba un detalle los padres postizos eran gringos de ojos azules y pelo rubio, el ahijado devenido a hijo era morocho de pelo chuzo, “mi Camba” (negro) como lo llamaba con cariño su madre postiza.

Nunca además eran alejados de sus familias, la visitaban y a veces cuando el ahijado recibido de algo se asentaba su familia original volvía a vivir con él.

Pero y siempre hay en todo un pero, llego el peronismo, no el de Perón como dicen, el de sus seguidores, y alguien encontró la veta jurídica de presentar esa figura como servilismo o apropiación de persona y luego de varios casos, algunos muy peleados nadie quiso tener más un ahijado en el antiguo concepto, así de esa manera desapareció un institución que como dije tenía sus defectos y abusos, pero que sin duda beneficio a muchos más de los que perjudico.-
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