Etiquetas

Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...

Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...

lunes, 22 de mayo de 2017

Algo del antiguo E 15



Bajo Paraguay allá por los 60/70, uno aun Subalferez con olor a Escuela, y suboficiales que eran verdaderos baluartes en lo suyo, algunos los recuerdo perfectamente otros los años hacen que me sea difícil juntar una cara y un apellido, pero los recuerdos aun escondidos siempre están y por allí brotan sin que me dé cuenta...


No nombraré a todos los que recuerdo, ya que en ese caso aburriría a cualquiera, prefiero recordar a dos de los que aprendí bastante.

Galván por ejemplo Subof Pr el sueño de todo instructor de sumarios, el secretario ideal, (Época de los sumarios con márgenes según papel romaní y siete copias de sinopsis  en papel copia) Galván sabia no solo de memoria las diligencias, además sabía en qué punto, inciso y Art del CPC estaba, sumado a una biblioteca que conocía perfectamente respecto a boletines, publicaciones, etc, si oficiaba de Secretario difícilmente el sumario tendría alguna crítica y el Juez Federal lo tomaba como se elevo.
Pero y siempre hay un pero, resulta que en esa época las viejas maquinas de escribir, esas negras Reminton, Underwood,  Royal, etc no solo eran pocas, la mayoría no funcionaba, así que o comprábamos una maquina o debíamos tratar de usar alguna de las provistas cuando se desocupaban, la mejor lógico era la de Galván que adema escribía al tacto, o sea sin mirar el teclado, así que no faltaba el incauto que aprovechando cuando no estaba trataba de ocupársela, grave error, Galván había tomado la precaución  de sacar las teclas y cambiarlas de lugar así que los que escribíamos con dos dedos y mirando el teclado estábamos fuera de concurso, imposible usarla.
Otra característica si uno por allí le preguntaba que correspondía por ejemplo en caso de una detención, el nunca lo decía en “texto claro” solía contestar con un  “Mire, fíjese en el BPGN Nro …. Allí dice algo, y luego vaya al BPGN Nro….. que explica otros aspectos” en resumen uno salía tal cual entro solo con dos problemas más ir a buscar los boletines y rogar que no los tenga alguien.
Pero algo en claro, de esa forma uno aprendía yo al menos  luego agradecí todo lo que me enseño.
Por otro lado estaba la Brigada, o sea lo que sería un órgano de reunión, pero más light, primero los mandábamos a apostarse frente al Banco o al Juzgado y más tarde de civil a pasar desapercibidos y recorrer la costa, el encargado Subof Pr Candía, del cual recuerdo una anécdota interesante.
Existía el dato que por la boca del riacho Formosa que estaba más allá del Bajo Náutico ingresaría  desde un barco un cargamento de armas para los asilados oponentes al gobierno del Paraguay, resultado se ordeno montar por la noche una serie de puestos en el lugar con el fin de realizar la captura.
Partimos con Candía y unos cuantos Suborf y Gend mas para el lugar, lo primero debimos salir desde el puente sobre la ruta Nac 11 hacia la desembocadura, el camino más largo y lleno de esteros;  imposible hacerlo por el camino del Bajo Náutico ya que allí en esa época había algunos locales con niñas que se dedicaban a la tan antigua profesión, y como los clientes hacían turno en la calle sería imposible pasar desapercibidos.
Ya en el lugar que  aparte de unos  metros despejados de costa estaba cubierto  en su totalidad de un carrizal de más de dos metros de alto, surcado por un sin número de sendas angostas que usaban de día los paseros,  el único lugar alto era un árbol de curupí, así que allí debíamos apostar un hombre para que pueda observar si se aproximaba alguna canoa, la elección recayó en un Gend Avalos, que portaba una carabina hombre corajudo si los había, grandote y de buen físico, pero al ir a subir al curupí se encuentra con dos cruces plantadas al pie del mismo, cuando pregunta que eran, Candía no tiene mejor idea que decirle “Dos que ahorcaron en el árbol, suelen salir de noche a llorar”, ya cuando estábamos apostados juntos con Candía donde comenzaban los senderos le pregunte por el tema, y chacotero como era me dice “Sabe que muy grande y muy corajudo pero arrugo  con las cruces”.
No hablamos mas y permanecimos en silencio sin hacer casi ruidos esperando, cuando habían pasado algunas horas y con un poco de luna comenzó un viento suave que movía los carrizales,  desde donde estábamos con Candía, vimos pasar casi pisándonos a una mujer que llevaba una bolsa de harina o algo parecido en la cabeza, iba desde el camino del Bajo Náutico hacia el rio por las sendas, seguro comenzarían a apilar bolsas para cargar una canoa de contrabando, con Candía comenzamos a discutir en voz baja si eso nos perjudicaba o no, ya que si habían contrabandistas por allí se confiaban y se largaban con las armas o caso contrario al ver gente no cruzaban.
Estábamos en esas disquisiciones  cuando escuchamos  “Alto Gendarmería”, un disparo de carabina y un grito de mujer salimos corriendo y en el  sendero estaba sentada la mujer que vimos pasar en medio de un manchón blanco de harina que aun a la luz de las linternas volaba por el aire, la pobre estaba muda  toda ella parecía pintada de harina, fuimos hacia el árbol que  estaba a unos diez metros y de donde vino el disparo, y allí estaba Avalos aferrado al mismo, cuando le preguntamos a que le tiro, con voz trémula nos dijo “Al fantasma que de blanco corría por sobre el carrizal”
Estaba claro, la broma de Candía de los ahorcados, el alto del carrizal y por sobre él una cosa de color blanco que se movía. Menos mal que Avalos apunto al centro del “fantasma” que si apunta al pie…..


Esos viejos Esc indudablemente tenían historias y muchas, con  personal antiguo normalmente, allí uno que salía de una escuela venia a ver la Gendarmería de verdad, comenzaba a aprender y a formarse en lo que la teoría no contemplaba, la realidad y el terreno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ten en consideración que tu mensaje deberá ser aprobado por el administrador del blog. No se aceptan comentarios agraviantes ni vocabulario vulgar...