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Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...

Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...

lunes, 22 de mayo de 2017

No está mal recordar...



Diciembre de 1978, el país a punto de entrar en conflicto con nuestros vecinos Chilenos de la noche a la mañana casi seguro el 10 de diciembre me encontré con que era el responsable de 320 hombres recién llegados de diferentes lugares, la mayoría de Buenos Aires, algunos con equipo y otros solo con lo puesto, así que fueron a parar más o menos al Tromen  250, en Paimun 30, en Carirriñe 40.


A los que vinieron con lo puesto por medio de Ejército de Junin conseguí que tengan por lo menos dos uniformes, eso era de rápida y fácil solución, pero el otro problema se llamaba comida.

Cuando comenzaron a llegar los contingentes consulte al Escuadrón que previsión existía, me contestaron que sabían tanto como yo que habíamos entrado en el sistema de abastecimiento de Ejercito, me quede pensando si les explicaba que debían comer eso “El sistema de abastecimiento”.

Salí del Escuadrón y volví a Junin, allí me entere que no tenía lugar en el playón, estaba lleno de unas 30 camionetas civiles, los vecinos se habían enterado que se autorizaba la requisa y resolvieron entregarlas ellos directamente a Gendarmería, la cantidad era demasiado, pero ninguno quería que se la devolvamos ya que si las tenían las secuestraba Ejercito y terminarían en unidades movilizadas vaya a saber dónde.

El tema seguía siendo la comida, el personal sin trámite alguno, completada la ropa y armamento siguió viaje directo a donde quedaría destinado, me agencie de unas bolsas de pan y prometí no muy convencido que todo mejoraría.

Tome el camino al Tromen pensando charlar el tema con Daniel Olsen un amigo, pero pasando la hostería de Olsen era imposible entrar, un Estado Mayor había fijado su cuartel allí, en Pino Santo me encontré con el Jefe del RI 121 movilizado Cnel Farwait, a quien consulte por su sistema de abastecimiento, me explico que al salir había acopiado alimentos, que seguro el abastecimiento llegaría, pero cuando….

Sin muchas opciones pase por lo Andino Grant, un excelente amigo al que directamente le pedí me abra un crédito ya que necesitaría comprar algunas vacas, se fijo media res por día a retirar ya carneada de la Estancia.

Solucionado el tema fundamental de la comida comenzamos con el resto, combustible mande a retirar de la Estación de Servicio de Junin en la cual la Sección tenía cuanta,

El médico 1er Alf Stochetti me planteo la necesidad de tener un puesto de socorro, o lugar de reunión de heridos para ser evacuados, le dije que propusiera el lugar y me puse a hacer otras cosas.

A la hora aparece el médico y me dice que ya tenía el lugar que sería un galpón de esquila  de la misma Estancia de Andino Grant, le pedí que me acompañe a la Estancia a conversarlo con Andino, llegamos le explique el problema y me dijo que él se ocuparía de acondicionar todo; que vuelva más tarde y me entregaría el lugar, así lo hicimos a las tres horas, me llevo al casco principal, donde él vivía y entramos al living que tendría unos 10 x 20 mts estaba vacío, lleno de colchones contra las paredes, en el revestimiento de madera de araucaria laqueada  habían clavos colocados para colgar el suero y paradas en el medio estaba su esposa, su hija mayor y tres empleadas que explicaron que estaban a disposición del médico, ellas serian las enfermeras. Me quede mudo, solo me salió abrazarlo y darle las gracias. Al salir me acompaño  al costado de nuestro vehículo había tres paisanos a caballo y un caballo sin jinete, monto en él y me dijo, “Te van a hacer falta vaquéanos, yo y estos peones nacimos aquí, y somos bien argentinos” ya salimos para el Tromen detrás de tuyo.

Realmente me sentí confortado, no estaba solo.

A los seis días llego el abastecimiento, pollo, panceta, harina, fideos y latas de 3 kg de viandada y otras de mermelada, etc. Los pollos estaban podridos y de mala forma el olor era insoportable, la panceta en piezas estaba agusanada, la harina y el fideo con gorgojos, luego de una interesante discusión rechace todo menos las latas. Directamente me dijeron que o me quedaba con todo o con nada, resolví que con nada y al capitán que venía a cargo lo envié de paseo. Me corrí a Pino Santo a comentar el tema con el Jefe del 121, no necesite explicar mucho el olor a pollo era infernal y había soldados limpiando la panceta, lo entendí él no tenía otras fuentes de alimentación.

Corrieron los días y llego el 24 de diciembre, esa noche se reforzaría la ración de comida nada mas, no teníamos muchas opciones, pero aproximadamente al oscurecer aparecieron dos camionetas en una venia Andino y su familia y en la otra Daniel Olsen y la suya, bajaron canastas y canastas de pan dulces y galletas dulces, me pidieron solo un favor, repartirlas personalmente, así lo hicieron puesto y trinchera por trinchera  y pasamos esa navidad en compañía de las dos familias.

El conflicto días después termino, así que fui al Escuadrón a que me indiquen que tramite debía hacer para pagar las deudas en comida y combustibles, me indicaron que presentase las facturas y se ocuparían de ello.

Pase primero por lo de Andino donde entre mate y mate saque mi libreta de apuntes y le dije la cantidad de vacas que tenía como deuda, me figuraban 15,  pidiendo que compare con el control suyo, me miro y se sonrió, y pasándome el mate  me dijo “Vacas carneadas, no recuerdo haber vendido ninguna, aquí no está registrada ninguna deuda, de cuando se le vende a la Patria”. Clásico de el un patriota de verdad.

Fui a Junin y en la estación de servicio me baje con mi cuaderno de cargas de combustible me atendió el dueño Echegaray, algo parecido a lo anterior, solo que este según me confesó la deuda nuestra la licuo entra las de las unidades de Ejercito que abastecía de combustible.


Resultado no debía nada, solo una gran admiración y respeto a tres personas que aquí creo debo recordar Andino Grant, Daniel Olsen y Lucas Echegaray. A cada uno de ellos obsequie una bandera argentina usada y desflecada, a Andino la de Tromen, a Daniel la de Paimun y a Echegaray la de Carirriñe. Las mismas que en esas fechas flameaban todos los días.-

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