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Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...

Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...

domingo, 11 de diciembre de 2016

El día que Brasil invadió la Patagonia

No hace mucho algunos colegas se sorprendían de que existan batallas y combates que la historia no recuerda y si lo hace es solo en algun remoto libro, aquí por ejemplo coloco la crónica de la invasión Brasilero/portuguesa a la Patagonia.


Aclaro que hacen unos 20 años visite Carmen de Patagones y para mi sorpresa en la iglesia se encontraban las banderas del imperio del Brasil, creo que conté cuatro comunes y una imperial, y en una plazoleta lucían algunos cañones de la escuadra con el emblema del Emperador Pedro de Brasil.

Seguramente algunos colegas conocerán los hechos, otros como nunca son mencionados no tendrán ni idea.



Un tema mas, en el museo de Patagones hay una excelente colección de pipas Clay, posiblemente de origen inglés y frances que se encontraron en las cuevas donde vivía en invierno la población por el frió.

COMBATE DE PATAGONES - 27 de marzo de 1827



(Por Pedro Pesatti)
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Hace ciento ochenta años, un 27 de febrero de 1827, hacia su aparición en el horizonte una poderosa escuadra de guerra con intenciones de ingresar al rio Negro. El pueblo de Patagones y Viedma debieron organizarse para enfrentar el mayor desafío de su larga historia.


La guerra llega a la Patagonia

A las 9 de mañana del 28 de febrero de 1827, la infantería de negros del coronel Pereyra abro fuego de cañón y metralla contra el bergantín el "Escudero" de la Escuadra Imperial del Brasil. El barco, que enarbolaba la bandera de las Provincias Unidas para engañar a los defensores, izo la bandera de su país al ganar las tranquilas aguas del estacionario y celebrar su victoria. Detrás de este bergantín ingresa una poderosa corbeta, la "Itaparica", que traspasa la línea de la defensa sin dificultades porque ya no quedaban municiones para atender la batería ni existían otros medios para enfrentar la agresión.

Sobre el mediodía, y en plena bajante, un tercer barco intenta franquear la desembocadura pero quedo varado en los bancos exteriores, impidiendo el desplazamiento de la cuarta nave que avanzaba detrás.

A esta altura de los hechos, y sin posibilidades de trabar combate con los invasores, la infantería se replegó en dirección al Fuerte junto a los corsarios de los comandantes Harris, Dautant y Soulin y a los hombres del gaucho Molina. Dos negros y el corsario Fiori, de origen Italiano, mueren durante estas acciones.
La poblacion se prepara para resistir

Luego del choque en la desembocadura, y sin que se volvieran a producir nuevos enfrentamientos, el comandante de la "Chacabuco", capitan Jorge Santiago Bynon, es designado para ejecutar el plan defensivo.

No todos los vecinos están de acuerdo con la decision adoptada por el jefe militar, el coronel Lacarra. Hay quienes opinan que el Fuerte no puede ser un punto de resistencia y aconsejan armar las naves corsarias para salir al encuentro de los agresores.


El informe de Melchor Gutierrez sera decisivo. Adelantado con un puñado de hombres al escenario controlado por los brasileros, Gutierrez examina el deplorable estado que presenta la Escuadra por el desconocimiento que sus jefes tenian del rio. La suerte de la "Duquesa de Goyaz", que habia varado el 28 de febrero en los bancos exteriores, era irremediable. El oleaje, y el insistente viento proveniente del mar la estaban demoliendo. A su vez, la "Itaparica" presentaba una encalladura en el estacionario. Estas novedades producen un giro en los planes: Bynon debe preparar una escuadra para pasar a la ofensiva y atacar la debilitada fuerza del comandante James Shepherd. Sin embargo, el desconcierto parece reinar entre los defensores. Algunos proponen, como el corsario Doutant, concentrar todas las fuerzas en Patagones y esperar a los brasileros. Otros, como Ambrosio Mitre - padre de Bartolome Mitre -, no confian en la fortaleza de las instalaciones y son partidarios de atacar por el rio con las naves corsarias.

Patagones no tiene un fondo estrategico para retirarse si el enemigo logra llegar al puerto. ¿Para donde marchar? Remontar el rio con toda la poblacion?Internarse en el campo? A quien acudir en caso de una retirada en pleno confin del mundo? No hay muchas salidas. Con el rio bloqueado en poder de los invasores y a mil kilometros de Buenos Aires, el pueblo debe tomar las armas para enfrentar al enemigo.

Las acciones sobre la orilla de Viedma

Luego de permanecer un dia en alta mar, la "Constancia" logra atravesar la barra con los sobrevivientes de la "Duquesa de Goyaz", la corbeta insignia de la expedicion que se hundio en la desembocadura tras permanecer cinco dias encallada en los bancos exteriores.

Sobrepasada en su tonelaje y con el peligro de varar en el estuario, el comandante de la "Constancia" decide un desembarco en inmediaciones de lo que hoy se conoce como el "Pescadero" para aligerar su carga y redistribuir a los naufragos en el resto de las naves.

El proposito de los invasores era desembarcar para marchar por tierra hasta la altura del estacionario donde estaba varada la "Itaparica" y el "Escudero". Pero un grupo de milicianos que tenian la mision de custodiar la margen sur los tomo por sorpresa. Los invasores abandonaron sus botes de desembarco y gran cantidad de pertrechos que inmediatamente fueron incendiados por los defensores.

Los milicianos de Olivera
Patagones, pese a los dias que ya habian transcurrido desde que la Escuadra Imperial habia hecho su aparicion en la desembocadura, no terminaba de adoptar un plan para hacerles frente.

El 5 de marzo se decide convocar un Consejo de Guerra con el proposito de establecer un curso de accion definitivo. La Escuadra, reducida a la mitad de su poder original por el hundimiento de la "Duquesa de Goyaz" y el encallamiento de la "Itaparica", se habia adelantado hasta la Estancia de Rial para aprovisionarse de viveres. Esta situacion favorecia un ataque con los barcos corsarios aunque, de acuerdo con la opinion del practico Guillermo White, la operacion presentaba muchas dificultades por las caracteristicas del rio Negro.

Al tiempo que se cumplian distintas tareas en el Fuerte para protegerse de un posible ataque de la infanteria brasilera y tomaban posiciones en el lugar los negros libertos del coronel Pereyra, la caballeria, integrada por vecinos armados y los 22 "tragas" del gaucho Molina, eran adelantados a Laguna Grande - bajo las ordenes del subteniente Olivera -, con la mision de determinar la ubicacion del enemigo y el posible escenario desde donde podrian consumar un desembarco.

La caballeria toma posiciones en el lugar en horas de la tarde, tras lo cual Olivera dispuso que un grupo de vecinos, a cargo de Cabrera, marche hacia el cerro de Pepe Rial para efectuar tareas de reconocimiento.

Alrededor de la diez de la noche del 6 de marzo, dos centinelas de este grupo avistan una division de infantes brasileros que habia desembarcado mas abajo de la estancia de Rial con la aparente intencion de inspeccionar el terreno.

Frente a este cuadro de novedades Olivera decide que el Juez de Paz Alfaro marche hasta el Fuerte para transmitir la informacion y destaca a un nuevo grupo para que siga de cerca la accion del enemigo.

Por esas horas, el comandante de los invasores, James Shepherd, acababa de confirmar a sus oficiales la realizacion del plan que habia articulado los dias anteriores: avanzar por tierra durante toda la noche para sorprender a Patagones con las primeras luces del 7 de Marzo.

El triunfo

Alrededor de las dos de la mañana del 7 de marzo de 1827, las tropas brasileras inician su marcha hacia El Carmen desde un punto ubicado a unos dieciocho kilometros rio abajo, al este del Cerro Direccion. La fuerza, compuesta por cuatrocientos efectivos y trece oficiales, fue conducida hasta el Cerro de la Caballada por un negro brasilero. El baqueano - que habia vivido un tiempo en Patagones luego de ser tomado en una de las presas del corsario "Lavalleja" -, para eludir las zonas barrancosas y cortadas de la costa se interno por el monte cerrado, sometiendo a los invasores a una dificil travesia

El calor sofocante y los terrenos arenosos de la ruta elegida, pronto comenzaron a minar la energia de los agresores que durante todo el trayecto estuvieron privados de agua y con el rio demasiado lejos para obtenerla.

A las cinco y media de la mañana, cuando ya el negro del "Lavalleja" habia enfilado la columna hacia el Cerro de la Caballada, distante a unos cuatro kilometros, los hombres del subteniente Olivera apostados en Laguna Grande se preparaban para una nueva vigilia.

Ninguno de los dos bandos sabia, obviamente, que estaban separados por apenas un kilometro de monte y que en pocos minutos se trabarian en c
ombate.

En esos momentos, Francisco Herrero y Domingo Miguel son mandados por Olivera a buscar unas reses para carnear y racionar a los milicianos. Se internan hacia el norte. A poco andar comprueban una infinita cantidad de huellas que delatan la presencia del enemigo. En menos de quince minutos están frente a Olivera con la novedad y toda la caballada, a brida suelta, sale en busca de la gloria.

Los brasileros, por su parte, ignoraban que los milicianos estaban alertados y empeñaron los últimos alientos para trepar por el cerro desde el que pensaban rendir sin mayor tramite al pueblo de Patagones.
En los pliegues del uniforme del capitán James Shepherd - uno de los primeros enemigos que cayo bajo el fuego de los defensores - se encontró una carta en la que requería la rendición:"Permaneced tranquilos en vuestros hogares; vuestras personas y propiedades seran respetadas, en caso de acceder a mi justa solicitud; pero en caso contrario incendiare todas vuestras propiedades". Para su desazón, el comandante imperial comprobaria que toda la población estaba en pie de guerra y que su demanda, en Patagones y Viedma, jamas encontraría destino

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