En la Pampa Argentina, fines del siglo XVII, se
está gestando una identidad propia en estas tierras, una nueva cultura,
junto al gaucho, mezcla del indio y el criollo, así como el criollo es
nativo de estas tierras, siendo protagonista de esa época, donde se
avecinan tiempos de guerra, de emancipación, de lucha.
Ya en el siglo XVIII, el gaucho con sus herramientas: sus armas,
participa en estas guerras; tanta historia, y tantos héroes, como los
infernales de Güemes, con sus lazos, maromas y emboscadas, fueron la
pesadilla de los realistas; Así como los colorados del monte, los
gauchos de Rosas. Convirtió sus herramientas en armas, facón, daga,
chuza, boleadora, rebenque, lazo. Fue más que hábil jinete, el caballo
era la extensión de sus piernas y el cuchillo la extensión de su mano.
A lo largo de este siglo el gaucho fue actor de las luchas gobierno
naciente, siendo despojado de sus derechos, castigado comúnmente a ser
destinado a la frontera, a algún fortín, o su última opción, ir a los
toldos, o huir de la partida por una injusticia.
Comienzo del siglo XX, época de guapos, malevos y compadritos, al ritmo
del tango, todo se arregla a cuchillo, donde el cuchillo sirve tanto
para abrir un animal como para terminar una discusión. Presente en las
reyertas carcelarias donde se pelea a manta y faca, la esgrima criolla
está presente y viva, un arte nuestro.
Ya situados en este contexto histórico, podemos entender, la esgrima
criolla, donde el gaucho hizo uso del elemento más familiar para él, su
cuchillo, en todo, para comer, como trabajar y también “arreglar
diferencias” con algún que otro atrevido. Creo un estilo único de pelea
con poncho y cuchillo, entrenado y practicado, con técnicas propias y
originales.. Y no podemos dejar de hablar de su arsenal, chuza,
boleadoras, rebenque, lazo, daga y caronero.
La esgrima criolla es intuitiva, ya que nace de movimientos naturales,
que son el reflejo de un ataque, y tradicional, por que las técnicas
adquiridas son transmitidas de generación en generación, siendo parte
del folklore, con sus reglas y normas.
Entre los sistemas que se utilizan para entrenar y mejorar la esgrima
criolla, no solo está el “visteo”, sino también las “canchadas”, se
entiende por canchar o canchada el acto de penetrar en un espacio
limitado de tierra, donde se habría de probar la pericia de dos
combatientes en un juego, donde no solo debían mantenerse en él, sino
que debían avanzar haciendo retroceder al enemigo, hasta desalojarlo de
su puesto y así ganar, obviamente acompañado del visteo , que era la
acción desarrollada por la vista en esta técnica de juego que era de
tirar puñaladas y saberse atajar.
Siendo un juego, uno en el visteo se adiestraba para adivinar el ataque
del contrario,para realizar un quite o un esquive sacando el cuerpo, En
estos casos se usaba un palito o simplemente el dedo índice tiznado o
engrasado sustituyendo el arma, se desarrollaba en la “cancha” en la
cual ninguno de los dos quería salir, el retroceder demostraba a veces
cobardía.
Contaban con un bagaje técnico de lances y defensas, quites, esquives,
hachazos, puñaladas, pero se buscaba humillar con un planazo en la
cabeza demostrando al mejor esgrimista.
Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...
Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...
Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...
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