Se trata del “Fumo Bravo” nombre que en la zona limítrofe con Brasil es común, en la zona nuestra suele llamársela Caa ovati o tabaquillo, pero nunca pensé tuviese relación alguna con el tabaco, y de por si no la tiene es una planta totalmente diferente.
Pero según pude enterarme en esa época en la zona de desmonte en la frontera se sembraba bastante tabaco criollo, de la especie más fuerte el misionero, que además sembrado en humus de selva (da dos o tres cosechas luego la tierra se degrada) presentaba hermosas plantas pero de un contenido altísimo en amoniaco, tal es así que en los secaderos incluso se sentía como olor a orines.
Indudablemente que un tabaco muy difícil de vender, pero los productores lo preparaban para venderlo de contrabando a Brasil, evitando asi exigencias de calidad, hasta allí el tema sería normal dentro de los parámetros de la zona, pero visitando algunos galpones de secado me llamo la atención algunas hojas raras en el tabaco, asi me entere que para aumentar su peso los productores agregaban hojas de “Fumo Bravo”, pregunte qué efecto producía, se me explico que con un tabaco tan fuerte directamente se mezclaba y ni se notaba su agregado, que una vez procesado el tabaco era imposible diferenciarlo.
Trate de saber si alguien lo fumaba y me confirmaron que si se lo fumaba en cigarros de la zona mezclado con el tabaco, que no hacia mayores diferencias solo darle un gusto más fuerte.
Estimo seria así, mi curiosidad no me dio para probarlo.
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