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Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...

Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...

domingo, 11 de diciembre de 2016

El Moncho y el alambre dulce...

Repito tal me contaron, año 1950 más o menos, estancia “La Vieja” contra los esteros del rio Santa Lucia, habían llegado hace un mes un grupo de peones nuevos, entre ellos el Moncho, recién salido del estero, poco castellano, mucho guaraní y apenas dibujar su firma. Hijo de cazadores del estero, nunca conoció pueblo alguno, la estancia con su casco y dependencias ya eran para el un mundo.


Si bien guapo y trabajador debió sufrir las cargadas de los otros peones en muchas cosas por su ignorancia, pero rápido lo respetaron, tenía poca paciencia y un cuchillo en una vaina muy fácil de salir, asi que los chistes por su ignorancia fueron quedando tranquilos.

Había que alambrar un piquete, tarea pesada para más en pleno verano y con el patrón controlando y midiendo; como el Moncho poco entendía de alambrar el patrón lo dejo con el, de a caballo para hacer los mandados traer agua y demás con el casco de la estancia a casi un kilómetro.

Asi estaba la cosa cuando el patrón le grita “Moncho pega una galopada al galpón y trae un rollo de alambre dulce”, salió el Moncho al galope, y luego de un rato largo vuelve todo mojado de sudor y le dice al patrón “patrón revise todo el galpón y no hay nada de alambre dulce”, el patrón reacciona mal, “pero si seras bruto, ayer nomas traje 10 rollos y quedan en el galpón, anda y deja de hacer el loco” rojo de bronca el Moncho sale otra vez al galope, ahora tarda casi una hora y vuelve más transpirado “ Patrón, ya le dije que no hay alambre dulce en el galpón revise uno por uno los rollos”, el patrón ya sin paciencia le grita “mencho bruto, para nada servís, quédate aquí” y ordena a otro peón que vaya a traer alambre dulce, casi en minutos el otro peón vuelve con un rollo, y lo tira casi a los pies del ya descontrolado Moncho, encima el patrón lo reta “ves inútil, allí tenes no se para que servis”, el Moncho muy caliente, se agacha, lame el alambre y en guaraní casi medio tocando el cuchillo le dice “ Patrón usted me agarro de boludo, ese alambre no es dulce tiene gusto a alambre nomas”.-

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