Etiquetas

Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...

Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...

domingo, 11 de diciembre de 2016

El Gral Roca y el Cordero...




En la vida de Gendarmería uno ve cosas buenas, excelentes pero también la clásica picardía de muestra gente.

Así fue que me entere allá por 1980 que el General Roca había visitado el Grupo Paimun...



Como Jefe de Junín una vez cada 15 días me pegaba una vuelta por los grupos, la gente es buena, pero mejor cuando uno la controla.

En Paimun un hermoso grupo cordillerano en ese momento habían cuatro integrantes, creo que el Subof pr Corazini, el Cabo Alegre, un Gendarme Lemos y otro Ramirez me parece.

Cuando uno llegaba de visita era común que al poco rato apareciera un vecino, paisano de años indefinidos, Don Chumilo Aila, no sabía leer ni nunca fue a a una escuela, siempre acompañaba las patrullas y realmente conocía la cordillera en esa zona, vivía del grupo a unos 500 metros con dos hermanas, las “señoritas” Aila jóvenes ellas seguramente en la época que Valdivia conquisto el Sur de Chile.

Don Chumilo tenía la costumbre de pasar directamente al grupo, entraba a la cocina, sacaba yerba y preparaba el mate sin indicación alguna, venia entonces a saludar y así uno lo viera todos los días tenía que comerse la presentación que era más o menos “Yo soy Chumbilo Aila, baqueano del Lenin, del Paimun, del 4to de Caballería, del Esc 33, del Coronel fulano y del comandante mengano, etc” una larga lista de los que habían requerido sus servicios de baqueano. Además era un criador de excelentes ovejas y chivas pero como todo criador hacer que venda una era un trabajo muy difícil.

Siempre en sus charlas ya en la cocina entre mate y mate preguntaba si el General Perón estaba en Buenos Aires, una vez le explique qué no que hacía tiempo había muerto, vi que lamentaba y le pregunte por qué, me dijo usted sabe si el viviera y venia a Paimun yo me presentaba y el seguro me nombraba su baqueano.

Así las cosas ese año había nevado poco y yo resolví darme una vuelta por el Grupo, me recibió el Subof Pr Corazini, luego de lo formal entramos a tomar mate y allí estaba Don Chumbilo con el mate listo en la cocina, acepte el mate y espere el recitado que comenzó como siempre “Yo soy Chumbilo Aila, baqueano del Lenin, del Paimun, del 4to de Caballería, del Esc 33, del Coronel fulano y del comandante mengano, y de mi General Roca”. Me quede mirándolo y pregunté -como Don Chumbilo del General Roca? – si señor, el General vino de visita el otro día, estaba de civil nomas, me lo presentaron y me dijo que él quería que sea su baqueano, y que le gustaría comer conmigo un capón, así que carneé uno y lo comimos aquí.

Mire al costado y Corazini parecía que se había tragado la bombilla de rojo que estaba, del cabo y los gendarmes habían desparecido, así que volví a preguntar y Don Chumbilo me repitió la historia. Lógico me di cuenta que seguro tenían ganas de comer un cordero Don Chumbilo no lo quiso vender y trajeron a alguno de visita lo presentaron como Roca y se comieron el cordero gratis. No dije nada me quede pensando que podría hacer. Pregunte a don Chumbilo el precio de un cordero y me lo cotizo en media bolsa de harina (allí con plata no se compraba) , seguí tomando mate, deje pasar un rato y sacando la libreta del bolsillo hice con Corazini un recuento de cosas que tenía que anotar, al final como al descuido y como leyendo, dije – Menos mal me había olvidado, aquí tengo anotado que el general Roca autoriza que usted Don Chumbilo saque una bolsa de harina de la despensa del grupo como regalo del General.

Don Chumbilo el ahora baqueano del General Roca se fue contento con su bolsa de harina, y los integrantes del grupo nunca me preguntaron por la anotación. El cordero no fue barato.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ten en consideración que tu mensaje deberá ser aprobado por el administrador del blog. No se aceptan comentarios agraviantes ni vocabulario vulgar...