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Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...

Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...

domingo, 11 de diciembre de 2016

La Loma de la Laguna

Siempre recuerdo en el campo las siestas para jugar, todo el campo para nosotros, libertad de corretear por las lagunas, o llegar al monte a buscar miel de tapezua; solo había un lugar que nunca nos dejaban ir, aun me suenan las palabras de los viejos peones “Cuidado niño, no jueguen en la loma de la laguna, allí hay mal”.


Miedo, superstición, respeto tal vez todo junto, nunca subimos cuando niños la famosa loma de la laguna, recién ya más grandes nos animamos a preguntar a un tío que había en la famosa loma.

Ante la pregunta mi tío nos llevó a la loma, una altura respetable de unos ocho metros en esa pampa que es el Taragui, coronada de monte cerrado desde la que se ve perfectamente dos lagunas y esteros muy grandes que en el medio dejan una lengua de tierra por el que pasa el antiguo camino real, esa lengua de tierra gira y pasa frente a la loma para luego de cortarla al medio como un tajo.

Hasta allí todo normal, pero luego entramos al monte y empezamos a ver las largas zanjas que coronaban la loma, restos de proyectiles de cañón antiguos, muchos huesos muy viejos medio tapados de arena en las zanjas y allí nos dimos cuenta que estábamos ante una fortificación, un lugar donde se libró una batalla.

Así nos contó la historia. Cuando el ejército del Paraguay invadió Corrientes luego de ocupar una parte debió retirarse ante la tremenda resistencia que encontró, una de sus divisiones que llego hasta las afueras de Goya se dirigió hacia el Norte por el medio de la provincia, como tenían que vadear los ríos Batel y Corrientes dejaron unos 20 km afuera de Pueblo de Julio sobre el camino real un regimiento con algunos cañones que asegurase su retaguardia sobre una loma que defendía el camino, obligando al que avanzaba a hacerlo por una franja muy fina de tierra que quedaba bajo el fuego de los defensores.

Se supone que cuando el grueso del ejercito paraguayo se replegó los defensores de la loma debían hacer lo mismo, pero fueron rodeados ya que partidas de infantería correntina se infiltraron en los esteros durante las noches y les cortaron toda posibilidad de retirarse.

Seguramente se intimaría rendición, vaya uno a saberlo, lo cierto es que aparentemente no existió, y según relatan allí se combatió casi diez días entre los defensores de la loma y la infantería que los rodeaba por todos lados, cuando la loma fue conquistada no había sobrevivientes, por lo que los cuerpos fueron arrojados a la trinchera y cubiertos de tierra, luego los años y los vientos quitaron algo la tierra y así se podía ver los huesos y restos de proyectiles.

Encontré luego leyendo muchas referencias al movimientos de los ejércitos y coincidía todo pero por más que busque no encontré en libro alguno referencias históricas a esa batalla, seguramente ni fue tenida en cuenta.

Pero hagamos números, si consideramos un regimiento de esa época con cuatro piezas de artillería tendríamos mínimo unos 600 /700 hombre y si sumamos los efectivos de los atacantes que según los manuales para atacar un lugar fortificado se requiere mínimo 3x1, estaríamos en los 2100 hombre de atacantes, las bajas… y entre atacantes y defensores como muy mínimo 1400 hombre.

Cuando llegue a esas conclusiones realmente me di cuenta que los peones tenían razón, la Loma de las Lagunas era un lugar malo; volví algunas veces a caminar ya que ahora un camino asfaltado remplaza al real, y siempre antes de irme me arrodille a rezar por los que allí quedaron cualquiera sea su bando, no puedo perder el respeto de que murieron en una batalla ignorada que la historia ni recuerda.-

Allí se puede ver en la foto satelital el Paso Laguna, por un lado un laguna y por el otro un cerrado estero 

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