Siempre recuerdo en el campo las siestas para
jugar, todo el campo para nosotros, libertad de corretear por las
lagunas, o llegar al monte a buscar miel de tapezua; solo había un lugar
que nunca nos dejaban ir, aun me suenan las palabras de los viejos
peones “Cuidado niño, no jueguen en la loma de la laguna, allí hay mal”.
Miedo, superstición, respeto tal vez todo junto, nunca subimos cuando
niños la famosa loma de la laguna, recién ya más grandes nos animamos a
preguntar a un tío que había en la famosa loma.
Ante la pregunta mi tío nos llevó a la loma, una altura respetable de
unos ocho metros en esa pampa que es el Taragui, coronada de monte
cerrado desde la que se ve perfectamente dos lagunas y esteros muy
grandes que en el medio dejan una lengua de tierra por el que pasa el
antiguo camino real, esa lengua de tierra gira y pasa frente a la loma
para luego de cortarla al medio como un tajo.
Hasta allí todo normal, pero luego entramos al monte y empezamos a ver
las largas zanjas que coronaban la loma, restos de proyectiles de cañón
antiguos, muchos huesos muy viejos medio tapados de arena en las zanjas
y allí nos dimos cuenta que estábamos ante una fortificación, un lugar
donde se libró una batalla.
Así nos contó la historia. Cuando el ejército del Paraguay invadió
Corrientes luego de ocupar una parte debió retirarse ante la tremenda
resistencia que encontró, una de sus divisiones que llego hasta las
afueras de Goya se dirigió hacia el Norte por el medio de la provincia,
como tenían que vadear los ríos Batel y Corrientes dejaron unos 20 km
afuera de Pueblo de Julio sobre el camino real un regimiento con algunos
cañones que asegurase su retaguardia sobre una loma que defendía el
camino, obligando al que avanzaba a hacerlo por una franja muy fina de
tierra que quedaba bajo el fuego de los defensores.
Se supone que cuando el grueso del ejercito paraguayo se replegó los
defensores de la loma debían hacer lo mismo, pero fueron rodeados ya que
partidas de infantería correntina se infiltraron en los esteros durante
las noches y les cortaron toda posibilidad de retirarse.
Seguramente se intimaría rendición, vaya uno a saberlo, lo cierto es que
aparentemente no existió, y según relatan allí se combatió casi diez
días entre los defensores de la loma y la infantería que los rodeaba por
todos lados, cuando la loma fue conquistada no había sobrevivientes,
por lo que los cuerpos fueron arrojados a la trinchera y cubiertos de
tierra, luego los años y los vientos quitaron algo la tierra y así se
podía ver los huesos y restos de proyectiles.
Encontré luego leyendo muchas referencias al movimientos de los
ejércitos y coincidía todo pero por más que busque no encontré en libro
alguno referencias históricas a esa batalla, seguramente ni fue tenida
en cuenta.
Pero hagamos números, si consideramos un regimiento de esa época con
cuatro piezas de artillería tendríamos mínimo unos 600 /700 hombre y si
sumamos los efectivos de los atacantes que según los manuales para
atacar un lugar fortificado se requiere mínimo 3x1, estaríamos en los
2100 hombre de atacantes, las bajas… y entre atacantes y defensores como
muy mínimo 1400 hombre.
Cuando llegue a esas conclusiones realmente me di cuenta que los peones
tenían razón, la Loma de las Lagunas era un lugar malo; volví algunas
veces a caminar ya que ahora un camino asfaltado remplaza al real, y
siempre antes de irme me arrodille a rezar por los que allí quedaron
cualquiera sea su bando, no puedo perder el respeto de que murieron en
una batalla ignorada que la historia ni recuerda.-
Allí se puede ver en la foto satelital el Paso Laguna, por un lado un laguna y por el otro un cerrado estero
Noche fresca y abierta en el pago... desde que apareció el lucero un fuego mantenía en ronda a la paisanada. Los perros se rezongaban entre ellos por un espacio cerca a la lumbre y a lo lejos los carau continuaban en su fiesta lamentando la muerte de su madre (ver leyendas).
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...
Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...
Un chicharrón a las brazas, la pava ennegrecida de ollín... y el crepitar de las llamas... el resto era mero lujos de compañias...
Buenos humos de tabacos criollos y "DON Emilio" (ese "titulo" casi nobiliario que le damos los paisanos a aquellos que consideramos nuestros mayores, y que se han ganado el respeto y la jerarquía de ser llamados de esta forma)... que se acomoda en una silla petizona, apura un cimarrón caliente y bien sebao que le supieron alcanzar y nos deleita con sus historias...
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